α y β: La Frontera

El hombre no pudo evitar reír ante el primer comentario de Sathiel, casi de forma cruel.
-No espero que pidas perdón por algo que has disfrutado hacer, ya no eres un niño. Nunca lo fuiste-Fue lo único que dijo, sorprendido que el muchacho no hubiera comprendido del todo. Realmente lo que menos le importaba eran los cadáveres, miles de humanos morían todos los días y así sería hasta el fin del mundo, no le interesaba en lo absoluto. Asintió ante la segunda respuesta, ya casi estaba lo que quería lograr, no faltaba mucho. Solo faltaba que el muchacho le diera la pauta que necesitaba para hablar. No hurgaría en algo que él no quisiera que viera-No hay mayor incertidumbre que no saber lo que se desea. Sin deseo, no hay motivación, ni acción, por lo tanto no se puede satisfacer la necesidad. Dime, Sathiel, ¿Deseas saber que quieres?

Sathiel retomó aquella sonrisa, controlando los gritos que sus instintos le enviaban. Miró a su padre y borrando todo rastro de orgullo o pesar asintió. Era digno hijo de un Jëylls y un Urkanger, pero algo más fuerte lo llevaba a suprimir el orgullo e impulsividad. Simple inteligencia para muchos, confianza en Opeth para otros. No tenía nada que probarle a nadie, como bien dijo su congénere, no era ya un niño y verdaderamente nunca lo había sido. Suspiró. Era todo oídos.

-Me han llegado rumores de las cosas que has hecho-Dijo él, buscando como empezar, ordenando sus ideas-He oído ciertas cosas, y ciertamente sé que estas no son tus primeras víctimas. Te están vigilando, ¿No es cierto? Los Urkagner, los Jëylls, los lobos de Luna Azul, estás bajo la mirada atenta de todos, esperando... ¿Pero por que? ¿Qué has hecho que despertaste la desconfianza de dos Grandes Clanes y una manada guerrera?
Opeth no iba a hablar demás, simplemente alentaría a Sathiel a encontrar la respuesta por sí solo, a hacer introspección y a enfrentarse consigo mismo.

-Muchas cosas no son más que rumores, si solamente escuchas una sola versión de la historia seguramente seré el verdugo adonde sea que vaya-Exclamó sin mostrar signos de movimiento interno por lasa palabras de Opeth-En cuanto a Luna Azul me encargué de alivianar el camino a mi madre, entre los Jëylls no he hecho nada-Dijo omitiendo el punto 'Urkanger'.

-Por eso mismo he venido a escuchar tu versión. Como bien dices, la historia siempre está desde el punto de vista de quien la cuenta. ¿A que le llamas alivianar el camino de tu madre?-Continuó hablando con tranquilidad, esperando que el muchacho fuera más específico.-Y en cuanto a los Jëylls, si bien no has hecho nada estás bajo la mira, ¿Por qué? ¿Qué podría enfadar tanto a tu familia natural que te tiene vigilado las 24 horas del día? Tal vez... algo que sucedió entre alguno de sus aliados y tú-No había que ser un genio para saber que claramente se refería al clan de los grandes lobos, sin embargo no lo diría tan directo, era más bien una manera más bien pasiva de alentar a que Sathiel siguiera hablando.

-Ellos querían jugar en el silencio, a espaldas de mi madre. Pero no lo iba a permitir-Exclamó con tono de obviedad-No iban a traicionarla, pero los rumores no los favorecían. Sé que es asunto de Kyrara, pero no iba a dejarlos hacer lo que sea que planeaban. Sirvió para mantener a raya algunos asuntos. Hay lobos que sólo se comportan por miedo, y ahora lo reforcé.-Explicó, para suspirar-El asunto con los Urkanger es diferente. Ellos me retan a un combate y yo acepto, fin.-Explicó resumiendo lo menos posible-Los Jëylls simplemente quieren mantener la ética y su estúpida imagen, y al parecer yo no encajo en ella.

-Y yo me pregunto, ¿Cómo es que tu madre, veterana Alfa de Luna Azul, no estaba enterada de sus "juegos silenciosos", o por qué no hizo nada al respecto? Si ella jamás se ha caracterizado por ser una persona piadosa con los traidores o aspirantes a serlo-Dijo, reconociéndose a sí mismo de ese lado, intolerante y cruel a quienes mordían la mano que les daba de comer.-Y supongo que los combates con tus primos no terminan tan bien... ¿No es cierto?-Preguntó, alzando la ceja, sabiendo que muchas veces los Urkagner se caracterizaban más por su habilidad en el combate que en su prudencia.-¿No encajas en la imagen?-Eso definitivamente lo había tomado por sorpresa-Vaya, y yo que pensaba que cualquiera que tuviera medio gramo de cerebro podría reconocerte como un puro Jëylls...

-Ella lo sabía, pero no alcanzaban el grado para considerarlos peligrosos. E imagen me refiero a su diplomacia, diplomacia-Aclaró como si estuviera apurado, por terminar la charla quizás.
Era demasiado incómodo sentirse como el cachorro que parecía en esos momentos, bajo el regaño de su padre.